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¡Amados en el Señor hermanos archipastores y pastores, hermanos y hermanas!

¡Cristo ha Resucitado!

La Pascua de Cristo es un triunfo del Amor.
“Hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros”, - escribe el apóstol Juan (1 Juan 4,16). Hemos creído definitivamente, en su totalidad, porque estamos convencidos por experiencia de que el amor de Dios es omnipotente e ilimitado. Se decía en el Antiguo Testamento que el amor es tan fuerte como la muerte. Pero en el Nuevo Testamento el amor es más fuerte que la muerte: la muerte fue sorbida en victoria (1 Cor. 15:54). Y en esta santa noche de Pascua quisiera haceros un llamado muy sencillo a todos vosotros - conozcamos este amor, mantengámoslo entre nosotros, seamos sus testigos en un mundo que cada vez más se hace vencido por la indiferencia y la insensibilidad.
Resistamos a los intentos locos y criminales de sembrar el odio y la enemistad entre los hombres, entre las naciones, mantengamos la capacidad de amar, perdonar, confiar unos en otros.
Si no tenemos un fuego interior, si nuestro corazón no arde, si no tenemos amor, - entonces ¿cuál es el sentido de nuestro ministerio, nuestra misión, nuestra estancia en varios países, ciudades y pueblos de Europa Occidental?
“Si la sal se vuelve insípida, - la arrojan fuera” (Lucas 14:35).
Que el Señor Resucitado nos dé toda la fuerza y la sabiduría para preservar la santa Ortodoxia, para preservar nuestra Iglesia, nuestras diócesis, monasterios, parroquias de la comunidad en el espíritu de amor, unidad y paz.
Feliz Resurrección de Cristo para todos vosotros, queridos míos.


¡Cristo ha Resucitado!
¡Verdaderamente ha Resucitado!


París, Pascua 2023

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